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Desvarios Variados

Carta sin Destino....

Nos miramos con los mismos ojos, pero sabemos que no somos los mismos, al menos sé que yo sé, a veces me pregunto si tú lo sabrás...

Y sí pues, mucho cambió de nuestra relación, de esos años en los que mientras mis papás trabajaban, tú estabas ahí y leíamos poemas, salíamos a pasear, me ayudabas a estudiar, me leías cuentos en la noche (no sé como pudiste hacer tantas historias, cientas de ellas del bodrio que alguna vez me gustó de los Power Ranger), e incluso me llamabas tu cuarto hijo y yo con mi voz que se escapaba entre los huecos de mis dientes de leche, te decía" Te quiero Mamamila". Sí pues, siempre que dicen todo tiempo pasado fue mejor, pienso que es una cojudez, pero en este caso siento admitir que es así.

Y sí pues, cambió, te enfermaste, me develaste tu mortalidad, cambiaste, ante las constantes fiebres, roturas de caderas y etc etc, pues te deformaste, y ahora eres lo que eres, casi una decoración más de tu casa que me trae tan buenos recuerdos, pero ahora se ve tan vacía, como tu mirada, que sólo se ilumina para pedir la pastilla de la tarde...

Y por eso dejé de ir, o si lo hacía escuchaba mi Ipod a todo volumen, porque te era indiferente, sí pues, ahora todo el mundo te es indiferente...como te envidio.

Quisiera estar en tu lugar, no en el mío, todas las visitas que te hice al hospital, a tu casa...me mataron, trataba de estar normal, pero no podía, tenía unas ganas de levantarte y sacarte de esa cama de mierda, de darte un café a ver si reaccionabas y cambiabas tu cara de zombi, pero no podía, sólo podía quedarme a ver cómo cambiabas, y pensar que era un egoísta por sentirme como lo hacía...

Y así como te llegué a querer, te llegué a ignorar, en serio, me apena increíblemente decirlo, pero siento que al verte, no eres la misma persona que llegué a adorar de chico, sencillamente ya no estás, está tu cuerpo, pero no estás tú...

Aunque inconcientemente vuelves por momentos, flashes, casi como cuando un tipo en estado catatónico mueve los ojos, y me dices lo que últimamente se volvió una constante, pero en el fondo me gusta, porque me trae recuerdos, me dices lo que alguna vez cuando  chiquitito te dije asustado de ese ser volador: "Mamamida...esa moca me quele comer."

Pero ahora no, no hay ninguna mosca, ni nada, sólo un sofá y una mente llena de recuerdos, esperando a que ese sofá algún día vuelva a cobrar vida.

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